Presentación del libro Cuarto Menguante de la autora Sonia Silva-Rosas



Jueves 24 de Noviembre a las 18:30 hrs.
Librería Octavio Paz del FCE
Av. Miguel Ángel de Quevedo 115
Col. Chimalistac, Del. Alvaro Obregón.
México - DF

Presentación de los libros: "Kors" (Regia Cartonera) y La Divina Revelación (Aldus) del poeta Chileno Héctor Hernández Montecinos



Presentan:
Jaime Villareal
Nérvinson Machado
Héctor Hernández

Jueves 13 de Octubre 2011

Hr: 8:30 pm

Dir:
Gargantúa - espacio cultural
Escobedo 740 - Centro - Mty

Antología Tierra Inhóspita: 13 poetas de El Salvador (reseña por Felipe González*)


La antología de poetas salvadoreños, Tierra inhóspita, presenta a trece poetas de distintas generaciones, cuyos nacimientos, para tener una idea, fluctúan entre los años cuarenta y ochenta del siglo recién pasado. Si algunos cuentan a su haber con varios libros publicados, y otros mantienen gran parte de su obra inédita, todos han hecho circular sus poemas por revistas y se han relacionado a grupos literarios e instituciones de cultura. Es decir, en menor o mayor medida, se han involucrado al ámbito literario salvadoreño. No obstante, queda de manifiesto que el criterio que los agrupa apunta más a la calidad de su actividad escritural que a la resonancia de sus nombres. Y eso es una buena señal cuando asistimos a un momento en que, por lo general, el circuito editorial se encuentra en todas partes dominado por la lógica del mercado.

La variedad generacional de este grupo de poetas nos ofrece una visión panorámica de una buena parte de la atmósfera espiritual del siglo veinte latinoamericano, ensombrecido, como bien se sabe, por las intervenciones norteamericanas y las dictaduras genocidas propiciadas por ellas en toda la región. Un claro hilo conductor a lo largo de esta antología, de hecho, lo encontramos en el constante reclamo frente a las injusticias y el lamento por sus atroces consecuencias. Núcleo temático que emerge una y otra vez, con raras excepciones, entre las diferencias estilísticas y las distancias etarias de los autores.

El primer poeta antologado y el más veterano de la serie, Ricardo Castrorrivas (1938), muestra una fina sensibilidad, cuyo tono ingenuo sólo puede ser producto de un oficio tenaz, tanto en poemas amorosos como “Crónicas del amor” y “Ella aparece”, como en el impecable soneto de denuncia “El chaparro”, que da cuenta de la jovial e incisiva repuesta del campesino —en vías de la enajenación alcohólica— frente a las promesas (incumplidas) del gobierno. La crítica social también se percibe en el acento profético de Alfonso Kijadurías (1940), si bien enrarecida por las imágenes alucinadas y apocalípticas de cuño bíblico de su “Tristia”. Sin embargo, sus elevadas reflexiones sobre la historia y el lenguaje consideran la amenaza a la espiritualidad y al sentir poético que supone la instrumentalización de la palabra: “De silencio están hechas las capas del lenguaje, de silencio la llama en que arden las palabras, aún aquellas que perdieron el alma en labios corruptos, hediondas al dorado estiércol de la oferta y la demanda”.

Con Carlos Ernesto García (1960) se introduce un énfasis distinto, que apunta hacia anécdotas más concretas (se mencionan objetos, nombres, lugares específicos), aunque con inquietudes similares. En “Yo no tengo casa” aparece la imagen del padre que se desvivió por procurarles a sus hijos una casa ya pronta a derrumbarse; poema que también puede ser leído como una alegoría de la nación en ruinas —y el padre-gobierno no protege a sus hijos del descalabro—, del desarraigo, del exilio, etc. Lo mismo en el sobrecogedor poema “Sé que estás en todas partes” de José Antonio Domínguez (1963), donde por fin se visualiza la ciudad (el cafetín universitario, la plaza, la catedral), y el hablante camina junto al fantasma del amigo muerto, recordando a los caídos de 1980. En el poema “Padre”, del mismo autor, vuelve a manifestarse la inseguridad, el desamparo por la ausencia del progenitor. En “Viernes con escalera”, Álvaro Darío Lara (1966) se aleja del lenguaje lírico de los anteriores para introducir un tono más recatado y escéptico, desencantado de que sólo existan las pequeñas verdades interiores: “Es inútil, las respuestas no vienen de afuera”. Poeta que reflexiona sobre su labor, da cuenta, en “Luna de marzo”, de los duros momentos en los que con mayor razón se debe continuar poetizando, y cuando la poesía —“La bien amada”— constituye la única instancia de luz: “Después nos deslizábamos / bajo una incesante lluvia de pólvora. / El fin de la noche. Fría. Moribunda. / Amor, amor, ventana única”. El registro hermético y el imaginario religioso de David Morales (1966) tampoco es ajeno a un declarado compromiso con lo terreno, con el dolor y la pobreza; en rítmico verso dice deberse: “A la carne sangrando, a la muerta llorando, / a los niños bajando la estrella, / a la madre cargando el dolor”. Otoniel Guevara (1967), compilador de la antología, destaca con la implacable ironía de su poema “Como estación rasgada por el viento”, donde el hablante las emprende contra su propio oficio, y así el poema se borra a sí mismo: “pobrecito poema / quien te escribe no sabe lo que dice”. Y aún eleva la misma denuncia desamparada de algunos de sus colegas en “Nunca tuve una casa”, en que el hablante exige un hogar: “donde el sol no me recuerde / los cadáveres incesantes de mis doce años”.

Con Kenny Rodríguez (1969) aparece la primera mujer de la antología, y tal vez una tercera sección. Aquí predomina un talante más confesional, o biográfico, si se quiere. En efecto, su poema “Playón” es una suerte de poética bildungsroman que concluye con una dolorosa toma de conciencia, pero también con el reconocimiento de una vocación: “Yo no pude más / de brazos cruzados / ante la noche de mi pueblo, / yo no pude más / y me declaré combatiente de la vida”. Sus poemas amorosos “Resolución” y “Según usted” le dan la vuelta al formato “cortés” masculino y exhiben una ironía ingeniosa(y sensible)mente agresiva. Vladimir Baiza (1970) desarrolla escenas mínimas en torno a personajes entre mítico e históricos (Yamileth, Marco Polo, Lourdes) con la lentitud y la minuciosidad de una descripción cinematográfica; la elección del léxico, el juego de la sonoridad y la aliteración son en realidad notables, aunque se aleje de las temáticas más recurrentes de la antología. Lya Ayala (1973), por su parte, recurre a un registro más sereno, tradicional e intimista, centrándose en las imágenes y las sensaciones; con un manejo cuidado del verso y del vocabulario, destacan sus poemas de amor “Inicio” y “5”. .

En último lugar están los poetas más jóvenes, nacidos en la primera mitad de los ochenta. En la poesía de estos tres antologados se percibe un ánimo eminentemente desilusionado, contra el que ni siquiera la elaboración gozosa del poema parece ofrecer un consuelo. Son elocuentes los últimos versos de “Balada del gran perdedor” de David Juárez (1978): “soy el gran perdedor / nunca pude imaginar el abrigo que cubría tu corazón / en mi reino se apagó toda la luz”. La mirada se repliega hacia una interioridad desolada que no ofrece escapatorias, y el poema sólo da vueltas en torno a su propio círculo melancólico, como en “Como si fuera ayer”: “Todos los días van tomando sabor a domingo / y a fulminante entre los dientes / como si la desgracia sacara su lengua para lamerte la cara”. En el poema “Deseo uno” de Lauri García Dueñas (1980), el desencanto las emprende contra los tópicos de la poesía erótica; a pesar de que la hablante se compare a “una gata en celo”, promete: “no decir / ni pene ni vulva ni cabalgar / ni vagina, ni clítoris, ni orgasmo”. La suspicacia frente a los lugares comunes del erotismo, eso sí, no se traduce en la apuesta por una renovación; la voz parece inmovilizada por una miseria contra la que todo combate resulta infructuoso: “porque todo puede fracasar en el mundo”. El ánimo de estos poemas encuentra su correspondencia en un verso prosaico y seco, correspondencia que finalmente da cuenta de un trabajo bien manejado. El último poeta y el más joven, Vladimir Amaya (1985), viene a cerrar la antología en redondo con una marcada inquietud social, que, sin embargo, como en sus colegas de generación, se enfrenta a una perspectiva gris que detiene cualquier afán emancipador. El único asidero de su impulso parece ser la afirmación del compromiso con los desplazados de un mundo cuya brutalidad ofrece cada vez menos alternativas. El poema “El panadero acribillado” se centra en las patéticas circunstancias del funeral del muerto y en el posterior desayuno de los verdugos que en su impunidad comen el pan hecho por su víctima. Del mismo modo, y consecuentemente, “Mensaje en la niebla para el hermano mendigo” no puede sino limitarse a declarar su solidaridad con el desposeído. La preocupación por la injusticia y la pobreza se mantiene, pero no hay soluciones a la vista, y el desaliento se traduce en el abandono de las utopías.

Aunque he enfatizado el tema social y político que estos poetas han impreso firmemente a su arte, es evidente una diversidad temática que se pasea por el amor, la indagación metafísica o filosófica, la historia, la reflexión sobre el lenguaje y la actividad poética, etc. Tal vez se echa de menos a un poeta con un registro más coloquial y menos grave, con una elaboración más juguetona en las formas, con un poco de humor a lo Nicanor Parra, o con una risa carnavalesca en el sentido bajtiniano del término (risa subversiva, según apuntó el autor soviético). Pero, como sea, resalta en estos trece poetas una entrega sin concesiones a la escritura. Y si bien las distancias generacionales nos muestran a un grupo de poetas en distintos momentos de su desarrollo, comparativamente, la calidad de la pequeña parte de su trabajo que cada uno nos da a conocer, no señala grandes diferencias con el resto. El nivel es alto y parejo en su variedad. Y, como bien dice su antologador, es claro que: “Este grupo tiene en común el profundo respeto por la palabra”.



*Felipe González Alfonso (1980)

En 2003 ganó el Concurso Nacional de Poesía organizado por las Juventudes Comunistas en conmemoración de los treinta años de la muerte de Pablo Neruda. En 2005 y 2008 obtuvo el primer lugar en el Concurso de Cuentos de la revista Grifo, convocado por la Universidad Diego Portales. En 2007 fue finalista en el Concurso Internacional de Cuentos Juan Rulfo, organizado por Radio Francia Internacional, y en 2009 finalista del Concurso de Cuentos de la revista Paula. Actualmente finaliza estudios de Licenciatura en Lengua y Literatura en la Universidad Alberto Hurtado. Nació en Santiago de Chile.

Campamento de verano "El libro y las telarañas del arte"



La Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Secretaría de Extensión y Cultura, y la Dirección de Publicaciones, invitan al:


Campamento de verano “El libro y las telarañas del arte”

Imparte el grupo de editores y escritores, La Regia Cartonera

Durante cuatro semanas, los peques tendrán la oportunidad de relacionar diversas disciplinas del arte como cine, literatura o cómic, como si fuera una telaraña enorme cuyo hilo conductor son las letras.

1er SEMANA: CINE Y GUIÓN “Filmando nuestra película”

2aSEMANA: COMICS Y NARRATIVA “Las imágenes nos cuentan”

3er SEMANA: TEATRO Y EXPRESIÓN CORPORAL “Nuestro cuerpo habla”

4a SEMANA: ARTE MULTIDISCIPLINARIO “Revoltijo multi-divertido”


¡INSCRÍBETE!

PÚBLICO: Niños y niñas
grupo1: 4 a 7 años
grupo2: 8 a 12 años

FECHAS: Del 18 de julio al 12 de agosto 2011

HORIARIO: Lunes a viernes de 9:00 a 13:00 horas

LUGAR: Casa Universitaria del Libro

DIRECCIÓN: Padre Mier 909 pte., esquina con calle Vallarta, centro de Monterrey

COSTOS: $350 por semana / $1,200 todo el campamento (4 semanas)

INCLUYE: Materiales, camisa del campamento y refrigerio

DESCUENTO: 20% de descuento al inscribirse el segundo y/o tercer hermanito


MAYOR INFORMACIÓN

TELÉFONO: 8329-4126 Y 8329-4111

CORREO ELECTRÓNICO: casadellibro@uanl.mx

El secreto de mi tía abuela, de Yarezi Salazar - Por Paulino Ordóñez



Este cuento que Yarezi ha escrito con evidente cariño, como si la historia fuera una niña a la que se acaricia y se peina según se van acomodando las palabras, pone en escena a un elemento familiar que es muy común que no tengamos muy presente.

¿Quién piensa en las tías abuelas?

¿Alguien sabe dónde está y qué está haciendo ahora mismo su tía abuela o su tío abuelo?

Porque de abuelitas están llenos los cuentos, desde Caperucita Roja hasta el que los estudiantes se inventan como excusa por alguna falla en sus deberes, siempre con el personaje de la abuela en una situación muy desfavorable.

Los tíos y las tías abuelas no sólo tienen un papel incidental en los libros, el cine y las caricaturas, sino también en la realidad.

En las reuniones familiares, ya cuando la comida ha terminado, no falta quien pregunte: ¿nadie llamó a la Tía Estelita? Todos se voltean a ver queriendo culpar a alguien y claro, acordarse de los tíos abuelos corresponde a los demás y nunca a nosotros.

Los tíos abuelos no reciben llamadas, no reciben visitas y no reciben regalos de navidad, aunque a veces ellos sí nos los dan.

¿Los tíos abuelos viven en completo olvido?

EJEMPLO:

¿Tú crees que la viejita del cuento estaba enamorada?

No.

¿Por qué?

Porque estaba solita...

No teniendo suficiente con quedar fuera del panorama familiar más cercano, hay quienes (o habemos quienes) como Yarezi, que además, sugieren que pudieran tener una conexión con el más allá.

¿Todas las tías abuelas son brujas?

¿Es la tía abuela de la que escribe Yarezi... una bruja?

La lectura de El secreto de mi tía abuela, de Yarezi Salazar me ha hecho trepar por mi árbol genealógico y toparme con caras que no reconozco. Ahora, me queda claro que, como el personaje principal de esta historia, estos miembros de mi familia también son extraños para mí. ¿Qué va a pasar si algún día uno de ellos llega a mi casa para vivir algunos días? ¿Cómo le voy a decir, si no sé cómo se llama? ¿De qué voy a charlar con él o ella? ¿Qué le gustará desayunar?

Yarezi sugiere también que en estas personas que sabemos quiénes son pero que en verdad no conocemos, hay un mundo por descubrir. ¿Y a qué niño no le gusta eso?

A todos los niños que están presentes y, por qué no, a algunos adultos también, les encargaremos algunas tareas importantes:

Primero, compra el libro de Yarezi, que además de entretenido, tiene las muy padres ilustraciones de Fernando Cavazos y como objeto está muy bonito, gracias a esa gran labor que lleva a cabo La Regia Cartonera, convirtiendo cajas de cartón en literatura.

Después, léelo. A solas, primero... a ver si te da un poquito de miedo. Luego, con tus papás, a ver si les da miedo a ellos. Luego, ve con tu tía abuela o tu tío abuelo y léelo con ella o él.

Pregúntale qué opina. Revisa si tu tía abuela se parece a la que está ilustrada en el libro de Yarezi. Pero sobretodo, haz que te jure que no es bruja y que te demuestre que no esconde fantasmas en su cuarto.

Dile que no te has olvidado de ella o él. Invéntale que no funcionaba tu teléfono o que por algunos meses estuviste atrapado en una misión en la selva. Seguro, te va a creer y entenderá por qué no habías ido de visita.

Pídele que te cuente toda su vida. Si no se acuerda de algo, imagínate esa parte o imagínenla juntos. Después, escribe eso mismo que inventaste o inventaron. Al final, ¡habrás escrito un cuento!

Mándaselo a Yarezi y dile que tu tía abuela o tío abuelo no tiene pactos con el diablo, ni hace sopa de tarántula.

Dile que como ella, quieres ser escritor o escritora, y que juntos, Yarezi y tú, pueden comenzar un club, que podría llamarse El Club de Fans de los que Sí Nos Acordamos de los Tíos Abuelos, A.C. o Sobrinos Buena Onda del Mundo Unidos.

Muchas gracias.




Lanzamiento del poemario Manicomio de Maurizio Medo




Miércoles: 24 de mayo
4:30 pm
Casa Universitaria del libro UANL
Padre Mier c/ Vallarta.
Centro - Monterrey

También los invitamos a visitar nuestro stand dentro de la feria del libro que se lleva acabo en el mismo sitio. La entrada es gratuita.

10 ojos para contemplar la noche

Lugar: Gargantúa café&bar
Escobedo # 740, col. Centro, Mty.
entre Carlos Salazar y Treviño.

Hora: 19:30

Lectura poética a cargo de:

Gabriela Cantú Westendarp
Zaira Espinosa
Laura Fernández
Esther M. García
Adriana Meza

El secreto de mi tía abuela


Acompaña a Yarezi Salazar en la presentación de su nuevo libro "El secreto de mi tía abuela" editado por la Regia Cartonera, además contaremos con la participación de Elsy Vargas, narradora oral del grupo Adai.

Fecha: Sábado 29 de Enero
Hora:
11:30 am

Lugar:
Librería del fondo de cultura económica, Fray Servando Teresa de Mier Ave. San Pedro 222 Norte. Colonia Miravalle, Monterrey N.L.

¡Te esperamos!